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11 abr. 2012
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Una sinfonía de colores en las vitrinas de las arterias más chic

Publicado el
11 abr. 2012

En este momento, en el rue du Faubourg Saint-Honoré, se siente una especia de aire vacacional. No hay una sola vitrina en donde reinen las colecciones primavera-verano en Moschino. La casa de moda italiana prefirió imaginar un abrigo color francesa dentro de una licuadora, del cual surgieron un poderoso color banano y naranja ultra pop. Se trata de la vitrina más fotografiada en Faubourg Saint-Honoré, la cual propone esta temporada el tono del barrio.


Vitrina de Moschino

Jugando sobre una estética de los años 50, junto con inmensos automóviles americanos, Prada pone en el reflector una selección de faldas y abrigos plegados, todos con tonos azucarados, y una retahíla de llamativos escarpines: rosa pastel, amarillo y rojo peripuesto. Es un impulso de los tonos coloridos, que también encontramos en abrigos plegados, en fucsia y verde primaveral en Bottega Veneta. Leonard y Salvatore Ferragamo siguen de cerca este nuevo nicho de mercado, el primero al presentar combinaciones fluidas, abrigos y pantalones color pastel; el segundo al optar por las estampados florales.


Prada

Una tendencia colorida que se encuentra un poco más lejos, en rue Saint-Honoré, en donde por su cuenta Escada retoma la temática pastel, Miu Miu el rosa libertad, Colette los estampados gráficos dinámicos.


Si bien el almacén Hermès parece ser el único en promover el repetitivo Color Block, sacos rojos, verdes, naranjas o amarillos exhibidos en escaparates monocromáticos; las otras casa parecen optar por lo inesperado. Entre barras asimétricas y anillos de gimnasia, Chanel impone el clásico blanco y negro para los conjuntos deportivos chic. Lanvin opta por el mismo código de color, presentando abrigos negros con mangas largas o tirantes. En Rue Royale, Gucci también deposita su confianza en los clásicos. Pantalones completamente negros y abrigos plegados hollywoodenses en blanco y negro, ofrecen una interpretación diferente del glamour.


Del lado de la avenida Montaigne, Dior presenta abrigos muy gráficos en un espíritu muy parisino, bien sea en la terraza de un restaurante o sobre el techo de un bar. No se trata de un folclore cromático, sino de clásicos –el rojo, el negro y el blanco- como referencia de lo chic. El encaje, la estrella de las vitrinas, también hace su aparición.


Joseph

Louis Vuitton se arriesga al poner en escena abrigos muy estructurados, reviviendo el espíritu de María Antonieta. Es la misma inspiración material que en Dolce & Gabbana, en donde los abrigos de encaje se exhiben sobre un fondo de decorado teatral. En Chanel, situado en el número 51 de la avenida Montaigne desde el pasado 8 de marzo, en un almacén de dos pisos que ocupa cerca de 600m2, lo que se desea mostrar a través de sus abrigos de tul y muselina ligera, de tonalidades frescas color pastel, es el universo submarino soñado por Karl Lagerfeld.


Si por su parte Jil Sander prefiere ofrecer a sus compradoras los tonos blanco y negro combinados con estampados, el tono llamativo del verano anterior renace inevitablemente en los fluorescentes escaparates de Lowe; de Versace, que adopta el verde anis pop; de Nina Ricci con sus abrigos lila fluidos; o incluso en Emmanuel Ungaro, en donde el tono amarillo brilla literalmente.

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