Madrid - La pasarela madrileña cruza el ecuador de su 58 edición transformada en un intenso y colorido mosaico, que pinta el armario de la próxima temporada con intensos y vibrantes colores como el buganvilla, el coral o el azul klein, en siluetas abulllonadas y sinuosas.

La magia y la estética de Miguel de Molina en manos de Francis Montesinos, una Agatha Ruiz de la Prada más "ochentera" que nunca, junto con el sello sofisticado de Hanníbal Laguna, han sido los encargados de imprimir diversidad de propuestas y color a los albores de la tercera jornada de la Mercedes-Benz Madrid Fashion Week.

Acompañado por el grupo de flamenco Saudade y el bailaor Rafael Amargo, Montesinos ha abierto el telón de la pasarela madrileña con una propuesta que no tiene miedo a la mezcla de influencias y que acapara todas las horas del día, con la esencia del cantante Miguel de Molina como elemento vertebrador.

Sus emblemáticas camisas con volantes, reinventados en seda con estampado floral; o la folclórica bata de cola reconvertida en traje de noche, han destacado en una colección que combina nobles gasas y organzas, con técnicas como el brocado, el ganchillo o lentejuelas.

Siluetas con guiños al tropicalismo o al punk, en tonos coral, negro, azul celeste, amarillo limón y verde hierba en brillantes texturas buscan la luz del sol de la próxima primavera/verano.

Con un estilo más uniforme, Hanníbal Laguna ha preferido dar un paseo por el fondo del mar y se ha inspirado en vibrantes y coloridos jardines de corales, que ha transformado la pasarela en un cortejo de vestidos de noche -su pieza insigne- que emulan conchas de vieira, medusas, esponjas y posidonias.

Con una clara orientación "alta costura", Laguna se ha alejado de el marchamo "pêt-à-porter", más comercial, que impera estos días en la pasarela madrileña: "Si algo se puede industrializar, directamente lo quito de mi colección", ha señalado en declaraciones a Efe.

Así, ha actualizado patrones afincados en la década de los cincuenta, que nacen en la cadera; ha pintado y bordado a mano estampados y ha creado tejidos como la garza de tela, inspirada en las vendas de los hospitales, y ha creado "una maraña" de hilos de seda, algodón y metal que forman corpiños y emulan el tacto del coral.

Trajes de noche en todos los largos posible, de inspiración "lady" y teñidos en color arena dorada, coral, oro rosa, magenta buganvilla y nude han vestido la pasarela de sofisticación, con una propuesta que se distancia una vez más de la tónica comercial de la pasarela y mira hacia mercados como Kuwait, Dubait, Bahrein, Rusia o Venezuela.

En este derroche de color del albor de la tercera jornada de la Mercedes-Benz Madrid Fashion Week no podía faltar Agatha Ruiz de la Prada, que ha hecho del color, un año más, su bandera.

Fiel a su estilo, pero más 'ochentera' que nunca, la diseñadora madrileña ha subido medio centenar de propuestas ubicadas en su habitual imaginario estilístico, en el que han destacado las propuestas de estampación.

Prendas cómodas y holgadas que han cobrado vida con impresiones al estilo "grafiti", impresiones en relieve, y estampaciones que imitaban trazos desiguales en tonos azul mar, rojo bermellón, amarillo canario y verde manzana.