Tom Ford ha presentado este martes su primer desfile de hombre en Nueva York, desvelando una primera colección de ropa interior y trajes marcados por su estancia en California.

La colección otoño-invierno del diseñador de 56 años, nacido en Texas pero que vivió 20 años en Londres antes de instalarse en Los Ángeles, fue una mezcla perspicaz de James Bond en los Alpes suizos impregnado del estilo "mod" londinense y el toque informal californiano.

El diseñador hizo desfilar a los modelos con el torso desnudo, en calzoncillos de seda con estampado animal y calcetines de lana, sobre una pasarela tapizada en color morado en la gran Armory de Park Avenue, con las melodías de Sting y Lana Del Rey de fondo en todo en un ambiente bañado en su perfume "Tobacco Vanille".

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Tras declararse "vegano" y afirmar que no utilizaría más pieles, salvo en contadas ocasiones, hizo desfilar a modelos que lucían pantalones "tapered" con los ojos ocultos tras grandes gafas de sol (tipo máscara de laboratorio) o gafas amarillas a lo Bono. En cuanto a los colores, se movió en el amarillo claro, el rosa palo, el negro y el gris metalizados.

La influencia de la ropa deportiva se hizo patente en zapatillas-mocasines y capuchas. Para las noches, cuellos vueltos metalizados, chaquetas con estampados de piel de serpiente, y tonos azules, negros y plateados que brillaban con la luz. Para la oficina, trajes de rayas y tweed.

Este desfile celebra los 10 años desde su primera colección masculina. "La colección ha evolucionado, quería demostrarlo en la pasarela para que la gente tome conciencia", ha explicado a la revista WWD.

Tom Ford es famoso hasta la fecha por sus trajes clásicos, disponibles a partir de los 5000 dólares (unos 4000 euros).

Pasar de Londres a Los Ángeles "ha hecho que mi ropa, tanto para hombre como para mujer, se vuelva más apropiada", ha explicado. "En la mayor parte del resto del mundo, la gente quiere prendas lujosas pero se visten más informales".

Los desfiles de hombre de la Semana de la moda neoyorquina concluyen el miércoles, para ceder el paso a la mujer el jueves.