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Rocío ALONSO LOPEZ
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27 feb. 2023
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Poesía, excentricidad, cerezas y brillo en Jil Sander

Traducido por
Rocío ALONSO LOPEZ
Publicado el
27 feb. 2023

Un aire espiritual invadió el desfile de Jil Sander el viernes por la noche, con los invitados sentados en semicírculos en un espacio oscuro como una catedral, que solo se iluminó cuando aparecieron las primeras modelos.


Jil Sander - otoño/invierno 2023 - 2024 - Womenswear - Italia - Milán - © ImaxTree


Poética, pulida y a menudo inesperada, la colección distaba mucho del minimalismo que ha hecho famosa a Sander. Pero no por ello fue peor. Rosetones de cristal, imágenes de frutas pintadas a mano o las botas doradas no son a primera vista características de Frau Sander.
 
Sin embargo, la propia silueta y línea de la colección, especialmente sus excepcionales abrigos, eran en cierto modo muy fieles a la estética y el ADN de Jil Sander, la casa de moda alemana más influyente del último medio siglo.
 
Al tomar asiento, el público se sumió en un silencio asombroso. Nada del habitual parloteo previo al show, mientras sonaba íntegramente The Wisdom Eye de Alice Coltrane. Antes de que los acordes iniciales de un mash-up de varios temas de Björk señalaran el comienzo del desfile.
 
Empezó con unas chaquetas de motorista que definían los hombros poderosos, el volumen sutilmente inflado y los detalles arty de esta colección. Un desfile en el que las modelos desfilaron a toda velocidad.
 
Pero el quid de la cuestión era un regimiento de abrigos, parkas y vestidos hasta el tobillo, de todo tipo, desde cachemir denso hasta fieltro esponjoso. Voluminosos y confeccionados en crudo, blanco y una serie de intensos tonos pastel, todos tenían un aspecto estupendo. Dramáticos, envolventes y, en cierto modo, muy novedosos, en la última colección de Lucie y Luke Meier, marido y mujer.
 
Todo anclado con zapatillas deportivas gruesas y botas de la era espacial en blanco de nuevo, pero también en plata, oro y color nude. Un desfile mixto en el que la mitad del elenco llevaba cascos de calavera, como misioneros intergalácticos.
 

Jil Sander - otoño/invierno 2023 - 2024 - Womenswear - Italia - Milán - © ImaxTree


"Empezó a partir de una conversación sobre cuándo habíamos decidido convertirnos en diseñadores a finales de los 90. Se trataba de mezclar diferentes referencias y culturas: polinización cruzada de verdad, pero con rigor", explicó Luke en el backstage.
 
"Queríamos una sensación realmente positiva, ya que así es como nos sentíamos entonces. Como cuando nos sentíamos muy positivos ante la llegada de la tecnología a nuestras vidas. Aunque ahora un poco menos", sonrió Lucie.
 
La excentricidad también fue un elemento clave: cerezas y conchas pintadas a mano en túnicas de fieltro y bisutería atrevida. Brazaletes, collares, broches y gargantillas de plata maciza que parecían fundidos y enlazados casualmente. Hasta llegar a los bordados del final, aunque utilizados en las formas puramente alargadas de la colección.
 
"La música se convirtió en una fuente de fusión para nosotros. Alguien como Björk entendía los diferentes tipos de cultura que se encuentran en la música. Y cómo una canción puede hacerte pensar en una persona determinada. Queríamos que la ropa tuviera el mismo enfoque", añade Luke.
 
Incluso desde que hace media década se les concedió el control creativo de la casa, Lucie y Luke Meier han convertido Jil Sander en un desfile absolutamente imprescindible. Este ha sido otro.
 
En efecto, en el ecuador de la temporada internacional de la moda, esta ha sido la colección más original vista hasta ahora en cualquier lugar.

 

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