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Ana Ibáñez
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13 feb. 2020
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Marc Jacobs cierra la temporada de Nueva York con caos, forma y coreografía

Traducido por
Ana Ibáñez
Publicado el
13 feb. 2020

Puede que Marc Jacobs ya no sea el diseñador superconquistador neoyorquino que fuera en su día, pero a juzgar por su último espectáculo de ballet, su imaginación sigue siendo la más fértil de la moda estadounidense. Especialmente cuando se trata de escenificar desfiles que alcanzan el nivel de performances.


Marc Jacobs - Otoño-Invierno 2020 - Womenswear - Nueva York - © PixelFormula


Jacobs solo invitó a unas 200 personas al Uptown Armory para asistir al desfile del miércoles por la noche, el último de la temporada de Nueva York. Con cuatro invitados por mesa repartidos por el interior del colosal espacio, el desfile comenzó con una introducción de baile a manos de la legendaria coreógrafa Karole Armitage. Con gestos iracundos, la 'bailarina punk', daba vueltas entre el público mientras iban apareciendo las primeras modelos.
 
A simple vista vista, parecía una colección fundamentalmente cargada de nostalgia, con referencias a sus propios diseños pasados. Sin embargo, mientras las últimas temporadas se centraban en volúmenes exagerados y siluetas elevadas, esta colección otoño invierno 2020-21 se contuvo en materia de proporciones.
 
Apenas vimos estampados, a excepción de un mono sin mangas de cuadros escoceses. Hubo vestidos trapecios monocromáticos, minivestidos de cóctel y vestidos de princesa de cualquier material, desde lentejuelas rojas hasta crepé en tonos pastel. La mitad del elenco lucía abrigos envolventes, de jacquard plateado o de piel de leopardo sintética. Muchas de las modelos llevaban sombreros de fieltro o tipo casquete.


Marc Jacobs - Otoño-Invierno 2020 - Womenswear - Nueva York - © PixelFormula

 
A lo largo del desfile, las modelos se entremezclan con los bailarines o los esquivan por poco; todo ello dirigido por una explosión casi ensordecedora de baile tecno cortesía de Rich Knochel.  Al final, la compañía de baile llevó a cabo una actuación desbordante de energía, dando vueltas y giros delante de cada mesa, en una brillante exhibición de la teoría del  "cubismo en movimiento" de Armitage.
 
“Haciendo referencia a mi propia vida y carrera hasta fecha, prevalece la imagen desvanecida de una Nueva York que desaparece, ahora ajena y exótica en su extinción, siempre mítica y elegante con su belleza, promesas, brillo y coraje… Esta colección celebra la intersección del caos y la forma", explicaba Jacobs, en las notas de su programa.

Como siempre, daba generosamente las gracias a las más de 80 personas "que trabajaron incansablemente para ayudar a crear esta colección".

Aunque sin duda nadie trabajó tan duro como Marc, a juzgar por este desfile realmente único.

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