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Hernandez Sebastian
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14 jun. 2019
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Los bajos salarios afectan la productividad textil en Etiopia

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Hernandez Sebastian
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14 jun. 2019

Considerada como el nuevo "El Dorado" de la producción a bajo costo, Etiopía ha recibido una gran cantidad de inversionistas textiles extranjeros, especialmente chinos, en los últimos años. Pero un informe reciente del Centro Stern para las Empresas y los Derechos Humanos de la Universidad de Nueva York señala el hecho de que las estructuras establecidas a nivel local se enfrentan al choque de culturas y la desmotivación del equipo que están afectando profundamente la productividad de las fábricas del país.


Una fábrica textil en Addis Abeba - Shutterstock.com


El informe de 24 páginas cita el ejemplo del parque de producción Hawassa, ubicado a unos 270 kilómetros de la capital, Addis Abeba. Este parque industrial, insignia de la industria local donde se ha instalado la empresa conjunta de la estadounidense PVH con la empresa india Arvind, abarca una fuerza laboral de 25 000 trabajadores textiles. Y si bien las modernas instalaciones ofrecen buenas condiciones de seguridad, los equipos tendrían dificultades para mantenerse al día, especialmente debido a la decepción causada por salarios más bajos de lo esperado.

El nivel de producción variaría entre 15 % y 75 % dependiendo de las empresas presentes en el parque, según el gerente local de Decathlon, Anas Tazi, citado en el informe. Un documento que pone en duda la idoneidad teórica de Etiopía como destino textil y que contradice localmente esta imagen de la industria nacional.

Cabe recordar que el principal argumento a favor de la industria etíope es el muy bajo costo de la mano de obra. Ya que no hay un salario mínimo que se impone al sector privado, los trabajadores textiles ganan 26,6 dólares por mes, en comparación con 340 en Turquía y 326 en China, según el estudio. El país está incluso muy por debajo de Bangladesh y Myanmar, países que se encuentran en lo más bajo de la clasificación con 95 dólares, lo que había atraído a un gran número de inversores chinos debido a los aumentos salariales establecidos a principios de la década por el Gobierno de Pekín.


Desmotivación, capacitación y cultura

En los detalles de la encuesta, se evidencia que el salario textil se estableció para estar en línea con el salario mínimo establecido en el sector público. Esto, dice el documento, significa que un operador de maquinaria textil gana lo mismo que un conserje de edificios públicos. Una decepción para los trabajadores de la industria textil, quienes a menudo no cuentan con información sobre el salario que recibirán.

A esto se suma el hecho de que los empleados no logran encontrar viviendas cerca de las fábricas y corren el riesgo de ser asaltados, a veces a un autobús entero, en el transcurso entre su trabajo y su hogar.


Etiopía se encuentra en el último lugar de la clasificación de salario mínimo por país en la industria textil - Stern


Esta compleja realidad ha generado que muchos empleados se retiren al poco tiempo de las fábricas. En el parque industrial de Hawassa, el 100 % del personal habría cambiado entre 2017 y 2018. Esto causa, además de un impacto negativo en el nivel general de experiencia del personal, un aumento en los costos y el tiempo de capacitación de los equipos. Estos plazos se habrían reducido en promedio a dos semanas de aprendizaje antes de ingresar al ritmo de producción. Esta situación ya ha llevado a la huelga a los empleados de Hawassa para protestar por la insuficiente formación recibida para sus respectivos roles.

Estas dificultades ocultan otra, que es incluso más problemática: el choque cultural entre los empleados africanos y los gerentes extranjeros, en particular los del sudeste asiático. Esta realidad fue objeto de un reportaje de la cadena France 2 en 2015. "En la India, los gritos son permanentes (en las fábricas textiles) porque se dice que si no gritamos, la gente no trabaja. En Etiopía, esto no es aceptable", explica a Stern un gerente indio que trabaja en Hawassa, a la vez que señala que elevar el tono de voz se considera particularmente insultante a nivel local, lo que tiene consecuencias para la producción.


Costos más altos de lo esperado

De este conjunto de elementos se desprende una conclusión: la producción textil etíope "cuesta considerablemente más de lo que el Gobierno pretendía originalmente", según Enterprise Community Partners, una ONG británica que trabaja localmente por los derechos de los trabajadores. Y si bien se podría haber pensado que su posición hacia la fuerza laboral local, menos efectiva de lo esperado, sería rencorosa, los propios gerentes se refieren a la pobreza de los empleados como el primer obstáculo para el éxito de los centros de producción.


Los trabajadores textiles etíopes ganan un promedio de 26,6 dólares por mes, frente a 340 en Turquía y 326 en China - Stern


Más allá de Etiopía, o incluso de los contextos de pobreza en los que se producen los productos textiles en todo el mundo, este informe de Stern recuerda una vez más el matiz entre el precio y la competitividad. El Instituto Francés de la Moda (IFM) había analizado este aspecto anteriormente, destacando que, a pesar de tener costos más altos que en el pasado, China seguía siendo más competitiva que sus rivales debido a su mayor tasa de producción.

Esta afirmación fue confirmada recientemente por Frank Weiand de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en Vietnam. Esta relativización de la importancia del salario en la elección de los países de producción se produce en paralelo al llamamiento de la ONG Humain Rights Watch para terminar con la carrera de los precios bajos en el sector textil.

A finales de 2018, el grupo Calzedonia inauguró su primera planta en Etiopía, anunciando que emplearía a 1500 personas para mediados de 2019. Esta fue la última operación significativa llevada a cabo a nivel local, tras el anuncio por parte del gobierno de dos nuevos parques industriales dedicados a la confección. El grupo H&M fue instrumental en la designación de Etiopía como un nuevo oasis de la producción a bajo costo, expresando explícitamente su voluntad desde inicios de la década en curso.

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