Traducido por
Rocío ALONSO LOPEZ
Publicado el
16 sept. 2019
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La moda efímera es de vital importancia para JW Anderson

Traducido por
Rocío ALONSO LOPEZ
Publicado el
16 sept. 2019

Los desfiles de moda pueden ser solo una selección de ropa y accesorios pero, en manos de diseñadores talentosos, pueden convertirse en declaraciones oportunas sobre costumbres y obsesiones. Ese fue caso de una gran colección de la casa de JW Anderson presentada con artesanía y gusto este lunes a la hora del almuerzo, en Londres.


JW Anderson - Primavera/verano 2020 - Londres


Este contenía la última versión de las distintivas ideas de Jonathan Anderson, notablemente sus vestidos ondulados, sastrería a la moda, alpargatas originales y astutos bolsos artísticos. 

Hechos en plata, crudo, lunares manchados y lamé dorado, los vestidos de Anderson para la primavera de 2020 se cortaron asimétricamente y tuvieron acabados de paño. Todo esto prestando mucha atención al pecho. Estos estaban rodeados de perlas, lo que hacía parecer que las joyas conformaran parte de una armadura.

“La idea era usar margaritas, algo que se nos ocurrió al analizar las ediciones de Bazaar de los años 60”, explicó, sorprendentemente, Anderson.
 
También mostró muchas chaquetas elegantes y abrigos urbanos, cortados con solapas de esmoquin y formas semi voluminosas, y con pantalones alargados de estilo dhoti combinados con alpargatas adornadas con rafia.

“La sastrería es como una explosión, como en María Antonieta, es exagerada. Pero luego te desinflas. Es aumentar algo y luego desconectarlo”, comentó el diseñador detrás del escenario, separando las manos para enfatizar.

A eso se le añade dos sensacionales abrigos cruzados masculinos, uno negro y otro plateado, con grandes mangas de cardinal y se obtiene una suntuosa exhibición.
 
El irlandés del norte volvió a utilizar su espacio de exposición preferido en Londres, una Yeomanry House, un pequeño almacén militar cerca de Russell Square. Unos 300 invitados se amontonaron, como sardinas en cuatro apretadas hileras de gradas. Anderson sigue siendo el show más popular en el calendario de Londres y, si nos basamos en este programa, lo es merecidamente. 

La pieza central era de la artista canadiense Liz Magor, que jugaba con la idea de lo efímero: muñecas viejas, sogas, juguetes o relicarios, todos contenidos en decenas de cajas transparentes.

“Ella intentaba hablar sobre la experiencia de mirar. Cómo percibimos cosas como la textura y las joyas. Cancelar el ruido y enfocarnos de nuevo en la silueta. Mirar la nostalgia y ver cómo puede ser importante a la vez que peligroso. Por qué la moda es importante en términos de concentración ", continuó el diseñador, siempre voluble.

En la primera fila estaba el jefe de Anderson, Sidney Toledano, que tuvo una cita doble. El CEO del grupo de Moda LVMH se sentó entre Anna Wintour y Teruyo Yanai, la esposa del dueño de Uniqlo, marca con la que Anderson ha organizado varias colaboraciones muy interesantes. Anna llevaba uno de sus muchos vestidos de longitud media de seda, Teruyo llegó con una chaqueta de motociclista y un suéter de pescador francés.

“Gran colección, ¿no?”, exclamó Toledano, que este verano ha sido abuelo.

Sí, Sidney, fue una gran colección.

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