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La alta costura de Ralph & Russo vibra al ritmo de los 80

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3 jul. 2018

​Hay vida más allá de París, incluso para la Alta Costura. Tradicionalmente el oficio  quedaba confinado a la capital francesa, a lo que se sumaba un atelier en Roma - de nombre Alta Moda - y más tarde otro en Milán.


Ralph & Russo - Fall-Winter2018 - Haute Couture - Paris - © PixelFormula

 
Muchos diseñadores con residencia en otros países han presentado sus laureadas colecciones en la Semana de la Alta Costura de París, pero son pocas las firmas que pueden presumir de disponer de un atelier propio. Una de ellas es Ralph & Russo: con más de 400 empleados, el que posee en Chelsea podría ser el mayor atelier de Alta Costura fuera de las latitudes parisinas.
 
El tándem formado por Tamara Ralph y Michael Russo lleva un lustro mostrando sus colecciones en París, pero el desfile de este lunes en la mítica calle Cambon ha sido el más espectacular. Las suntuosas transparencias y los acabados de las prendas dejan bien claro que lo suyo es realmente Alta Costura, desde los abrigos-vestido blancos con doble botonadura y abertura lateral (qué mejor forma de enseñar las piernas) que abrieron el show al despampanante minivestido de cóctel con grandes retales de tul, estampado geométrico entrelazado con terciopelo y remate de plumas.

Ralph & Russo han dado lo mejor de sí en un momento en el que sus clientes aprecian la contudencia. Por ejemplo, el vestido de tul con escote palabra de honor y lentejuelas metálicas. Todo muy seductor. La colección se inspiraba en Jacqueline de Ribes, aristócrata francesa y diseñadora, conocida por su glamour de alto octanaje y su predilección por envolverse en enormes bufandas.
 
“Del mismo modo que la arquitectura, las prendas deben adaptarse al ritmo de vida. No se puede ser elegante sin tener clase, y no se puede tener clase si no se está a gusto”, escribía en su día De Ribes. Esa filosofía condensa la esencia de esta colección.


El vestido de doble botonadura fue uno de los modelos estrella. Foto: PixelFormula


La estilista de Ralph & Russo, la veterana editora de moda Elizabeth Saltzman, inyectó en los looks reminiscencias del brío de los 80, lo que contribuyó a que la colección tomara cuerpo. “Queríamos centrarnos en los primeros 80. Quería más fuerza, más poder y más feminidad sexy”, afirmaba Tamara Ralph, ataviada con un llamativo vestido de noche rosa que encarnaba todas esas virtudes.
 
Ralph & Russo está en buena racha. El mes pasado abrieron una flagship store en un centro comercial de Dubai y tienen en marcha otras diez tiendas, incluyendo una en Qatar y otra en Madison Avenue, en plena milla de oro neoyorkina. Sus prendas pueden ser ostentosas, pero conocen a su clientela, y el audaz optimismo que transpiran sus creaciones cala entre los más ricos. Len Blavatnik, el multimillonario ruso y filántropo propietario de Warner Brothers, llevó a su hija al desfile para que hiciese sus propias compras, y Michael Dell, magnate tecnológico, aparecía con su mujer y su hija.
 
Al término del desfile, invitados, prensa y diseñadores celebraron el éxito de Tamara y Michael con una fiesta al aire libre en el pabellón Dauphine, que llegó a su clímax con el dj set del cantante de R&B Kelis. Sin duda, la mejor fiesta de la temporada.

 
 

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