Traducido por
Rocío ALONSO LOPEZ
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17 oct. 2022
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Kenzo presenta sus primeras colecciones y sus archivos en Les Journées Particulières LVMH

Traducido por
Rocío ALONSO LOPEZ
Publicado el
17 oct. 2022

Diríjase al número 18 de la rue Vivienne, en el 2º distrito de la capital. A pocos pasos de la galería homónima que albergó la primera tienda Kenzo y justo enfrente de la Biblioteca Nacional de Francia. Esta mansión privada de piedra, entre patio y jardín, es la sede de la marca de prêt-à-porter y el lugar donde se encuentran sus talleres desde 2007.

Un guiño a la historia, la edificación perteneció en su día al sobrino de Colbert y albergó entonces una casa de comercio de seda y lana. "Por segunda vez desde 2013, Kenzo participa en Les Journées Particulières del grupo LVMH", explica la directora de patrimonio Camille Martinez. "Con el tema 'Savoir Faire Rêver' nuestro reto es mostrar nuestra experiencia a través del patrimonio de la casa", añade. En la planta baja, las siluetas de las primeras colecciones, unos archivos muy bien conservados, coquetean con los looks diseñados por Nigo, el actual director artístico de la marca. Una verdadera cápsula del tiempo de la casa.


El color rojo, que aquí vemos con el logo de la marca, es el hilo conductor de la exposición de Kenzo - Kenzo


Acompañados por una melodía de hip-hop, los visitantes se mueven por el universo Kenzo, entre múltiples estampados y un caleidoscopio de colores vivos. La historia de la casa se remonta a su fundación en 1970 por el modisto japonés, cuando se llamaba Jungle Jap, una referencia a la jungla urbana de París y a los cuadros de Douanier Rousseau. "Kenzo Takada quería borrar su persona de su marca", dice Salomé Dudemaine, conservadora e historiadora de la moda. "Pero el nombre era difícil de comercializar en Estados Unidos porque era percibido de manera denigrante y racista".

Diez años después, la marca pasó a llamarse Kenzo. Sin embargo, el tigre sobrevivió al cambio de nombre. El animal favorito del diseñador japonés sigue rugiendo en las gabardinas de la colección primavera-verano 2023, diseñadas por su sucesor. Lo mismo ocurre con su material favorito, que se utiliza en la mayoría de los looks expuestos. "Al principio, Kenzo Takada utilizaba el algodón por necesidad económica, luego se convirtió en una opción estética para él porque este material permite que el cuerpo respire", continúa la comisaria Salomé Dudemaine. Muchos de los maniquíes muestran looks de los años 70 y también contemporáneos, como "el famoso corte en T con mangas mariposa con el que el diseñador quería liberar las siluetas". 

Una plétora de referencias al fundador impregnan el vestuario de su actual director artístico, Nigo. La casa, que cumplirá 53 años el próximo mes de abril, combina así sus creaciones en el pasado, el presente y el futuro. 


Viajes, educación terrenal y espiritual



El diseñador japonés, nacido en febrero de 1939 en la ciudad japonesa de Himeji, soñaba con Occidente y con otros lugares. Después de graduarse en el Bunka Fashion College, cruzó los océanos hasta llegar a París, la ciudad de su corazón. "Este largo viaje en barco le llevó de Tokio a Hong Kong, pasando por El Cairo, Yibuti y Marsella", explica Salomé Dudemaine. Muchas etapas para una travesía que fue un poco de iniciación, durante la cual se nutrió de las técnicas locales que descubrió.

Como el vestido delantal rojo cereza, ceñido a la cintura como un kimono, y retorcido con pespuntes y bordados vegetales, un look de la colección de invierno de 1975 que hacía referencia a la dinastía china manchú. En un maniquí vecino, un imponente abrigo azul con estampado floral, un homenaje a la ropa tradicional cosaca. "El forro de terciopelo se inspira en las alfombras eslavas y da a la pieza un efecto dramático", prosigue la historiadora de la moda.


El célebre vestido de novia de cintas superpuestas es la pieza clave de las colecciones de Kenzo - Kenzo


Aunque Kenzo Takada afirmó a lo largo de su carrera que se burlaba de las convenciones de la alta costura, una de sus obras maestras se parece mucho a ellas. Un vestido de novia con volantes, realizado en un mosaico de tonos rosas y dorados.

"Hizo este vestido con cintas, a mano y directamente en el maniquí... casi por accidente, utilizó técnicas de confección heredadas de la alta costura", sonríe Camille Martinez. "Muy frágil y muy pesada", esta estrella de la exposición se encuentra, sin embargo, en excelente estado porque "se ha mantenido lisa con una forma anatómica en su interior para que no se deforme", añade.

Aunque Kenzo es una marca joven con 122 tiendas en todo el mundo, se toma muy en serio el archivo de sus antiguas colecciones, controlando estrictamente los niveles de humedad y luz en los almacenes. Con su equipo de tres personas, Camille Martinez "caza piezas antiguas en webs y tiendas de segunda mano para reconstituir el patrimonio de la casa", sonríe la directora de patrimonio. "Como Kenzo está presente en muchos hogares, con perfumes, ropa de cama y piezas de prêt-à-porter, realmente tenemos un imaginario vivo en torno a la marca", sostiene.

De hecho, a medida que se desarrolla esta efímera exposición, los coloridos sueños y la exuberancia de su fundador, Kenzo Takada, siguen estando muy presentes.

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