El retrofuturismo de Moschino

Moschino presentó este miércoles su particular versión de 'Regreso al futuro'. La interminable pasarela, que nacía de un túnel iluminado como una nave espacial, vio desfilar a modelos en pequeños conjuntos y sastres de colores ácidos, como si fueran azafatas en una pista de aterrizaje. Algunas tenían la piel pintada de color azul, verde, amarillo o rosa, como extrañas criaturas de otra galaxia.

Las piezas ultracortas, casi todas monocromáticas, pero muy coloridas (agua de menta, amarillo, rosa, lila, azul bebé), forradas con vinilo negro, recordaban al futurismo de Courrèges de los años 60.

Al mirar más de cerca a las modelos del desfile del director artístico de la marca, Jeremy Scott, todas parecían dobles de Jackie Kennedy, el inconfundible ícono de la elegancia que sirvió de inspiración para la colección otoño-invierno 2018-19: sastres de falda y chaquetas de tweed, o jersey de ribete negro, de color menta, emparejados con un pequeño sombrero y zapatos de tacón con elegantes pequeños bolsos en las manos cubiertas con guantes.

Los conjuntos se trayeron a la actualidad con cremalleras y detalles de piel de imitación de color, así como una serie de vestidos muy pop de estilo cómic, producto de una colaboración con la marca de caramelos estadounidense Crazy Fruits, que fue puesta a la venta al finalizar el desfile.

Para la noche, estas mujeres se debaten entre los conjuntos en satén y seda, tan de moda en los años sesenta, así como trajes hechos de misteriosas piedras de planetas lejanos como la kriptonita. El resultado fue una serie de vestidos híbridos, en los que fragmentos brillantes rodeban el cuerpo, con ciertas secciones de satenes de colores, mientras que una modelo desfila en una mezcla entre smoking negro y vestido de noche de un impactante color rosado.

El retrofuturismo de Moschino

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