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Eva Gracia Morales
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31 may. 2018
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El momento de Alessandro Michele en la Provenza

Traducido por
Eva Gracia Morales
Publicado el
31 may. 2018

Tras el desfile, FashionNetwork.com ha podido charlar con un emocionado y emocional Alessandro Michele sobre cómo afrontó la épica presentación de su colección Crucero para Gucci en la antigua necrópolis romana de Arlés.

Alessandro Michele - Gucci


Tras un espectáculo que incluyó a roqueros punk, mujeres nobles romanas, viudas del siglo XIX, esclavos y descaradas vírgenes rematadas con la elaborada firma y los bordados de Michele, contundentes estampados y mezclas sin género, el director creativo de Gucci estaba en un estado de ánimo de ebullición. Saludó a amigos y seguidores en el jardín de Maja Hoffman, heredera de la fortuna farmacéutica Roche, que posee una gigantesca masía en la parte trasera de Alyscamps.

“Maja es una mujer increíble. Ha hecho mucho para ayudar a Arlés y a su festival. No solo con dinero, sino invirtiendo mucho tiempo y apoyo a artistas y fotógrafos. Es genial. Y ahora está construyendo un impresionante nuevo monumento”, explicó Michele, inclinándose hacia la torre de 50 metros de altura y color plateado, creada por el arquitecto Frank Gehry como núcleo de la fundación Luma de Hoffmann. Se encuentra pegada al medio de una vía de tren en la que se celebran muchas exposiciones en el marco del Rencontres d’Arles, el festival anual de fotografía más importante del mundo.

¿Por qué quiso celebrar el desfile en Arlés?

“Me encanta esta región de Francia. Solo quiero ir a sitios que me gusten y que sean parte de mi historia personal, de mi propia historia. Y la Provenza es como una segunda casa para mí. Fue parte de Roma hace 2 000 años y yo soy romano. Es un lugar lleno de energía. Además, es como mi modo de mirar a la belleza, con capas y capas y capas de cosas del pasado mezcladas con lo contemporáneo. Y creo que hay algo poderoso en los cementerios. Visitarlos es algo que haces cuando eres joven. Es un conexión de fe”.

El desfile contó con 115 estilismos, una pasarela consistente en un sendero, con una línea de fuego, bastante hielo seco y humo suficiente para tres películas de Frankenstein, elaborada seguridad, miles de velas de iglesia y una intensa preparación de peluquería y maquillaje. Verdaderamente monumental, igual que la localización.

Precedido por varios días de intensa lluvia, ¿cómo de difícil fue llevar a cabo el montaje?

“Fue muy muy complicado. Esto era una máquina tremenda que organizar. Yo estaba muy preocupado por las posibilidades de lluvia. He estado viniendo durante años a la Provenza y este es el primero en el que la lluvia ha sido tan desastrosa. Puedes ver enormes campos de maíz destruidos. La noche del pasado martes, cuando estaba caminando solo por Alyscamps, miré al cielo y vi la luna casi llena y recé. Recé a los dioses para que fueran amables. ‘Por favor, necesito que el viento se calme y que la lluvia se aleje para mañana’. ¿Qué hubiéramos hecho si hubiese habido lluvia? No lo sé, ¡no teníamos plan B! Por eso estoy muy cansado esta noche, ha sido casi una semana de preparativos y hoy casi no me tengo en pie”.

¿Cuáles eran las capas que querías mezclar?

“Quería lograr el encuentro de imágenes sagradas con emociones paganas, incluirlo todo de Dante a Van Gogh. Este es un lugar único, ese es el motivo por el que los artistas vienen a Arlés por largos periodos de tiempo. Está lleno de color y energía. Me encanta. Es una parte de mi corazón”.

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