Dos de los cofundadores de Showroomprivé adquieren la marca Sonia Rykiel
Este es el último episodio del culebrón judicial Sonia Rykiel que se prolonga desde la primavera. A finales de este año 2019, y tras la liquidación de la empresa fundada en 1968 por la directora del mismo nombre por falta de compradores, los derechos de la marca, el último residuo de esta historia de la moda, han encontrado compradores: Eric y Michael Dayan.
Estos dos hombres fundaron Showroomprivé junto a sus hermanos David Dayan y Thierry Petit en 2006. Después de convertirse en directores asociados, abandonaron el puesto hace dos años conservando su condición de accionistas con una participación significativa. Comenzaron a ofrecer su apoyo a varias marcas de moda en su estrategia, especialmente en el apartado digital.
Se presentaron unas veinte ofertas ante el juez, quien finalmente eligió la de los dos hermanos.
"Esta adquisición forma parte de su recorrido empresarial", declaraban este 18 de diciembre, un día después de la decisión judicial que les atribuye los activos de Sonia Rykiel, es decir, la marca y los archivos.
Su proyecto es relanzar la casa este año, en Francia y a nivel internacional, sin revelar los detalles del proyecto por el momento.
Sin embargo, los dos nuevos propietarios de la marca están contentos de que "la casa y el patrimonio de Sonia Rykiel sigan siendo franceses", o más bien se vuelvan a convertir en ello, ya que el grupo First Heritage Brands, anterior propietario que tiró la toalla a principios de 2019, era principalmente propiedad de el gigante de Hong Kong, Li & Fung, y el fondo singapurense Temasek, junto a Jean-Marc Loubier.
Eric Dayan, antes de la aventura de ShowroomPrivé, asumió funciones ejecutivas para el especialista de venta de stocks France Export. En ShowroomPrivé estuvo a cargo de la actividad de BtoB. Michael Dayan se ocupaba de los temas comerciales y legales. Su deseo expreso ante el desafío Sonia Rykiel que les aguarda ahora es que "su solidez financiera y su experiencia en este sector" sean "dos activos que les permitan desarrollarse y dar una segunda oportunidad a la marca".
En los últimos años, la casa de prêt-à-porter y de accesorios de lujo había ido disminuyendo poco a poco, hasta que su facturación se desplomó hasta los 35 millones de euros en 2018, con casi la misma cantidad de pérdidas. Tras el fracaso evidente y después de una búsqueda fallida de compradores, los 131 empleados de la casa y sus seis tiendas propias se liquidaron este verano.
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