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Ana Ibáñez
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18 oct. 2021
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Christian Louboutin: “Buscaba una mirada nueva, benévola y fraternal"

Traducido por
Ana Ibáñez
Publicado el
18 oct. 2021

El pasado mes de marzo, Exor, el holding de la familia Agnelli, adquirió una participación del 24 % en Christian Louboutin por 541 millones de euros. FashionNetwork.com hace balance de esta operación con el famoso diseñador de zapatos con el que coincidimos en el Festival Internacional de la Moda de Hyères, donde presidió el jurado de accesorios de moda. Una ocasión perfecta para que Christian Louboutin nos hable de sus próximos proyectos, entre los que se encuentra la inauguración el próximo año de un hotel en Portugal.


Christian Louboutin - ph Kate Martin

 
FashionNetwork.com: ¿Por qué ha abierto su capital a un inversor externo como Exor?

Christian Louboutin: Antes de mi exposición L'Exhibition[niste], que se celebró el año pasado en el Palais de la Porte Dorée, comencé a pensar sobre la forma en que había gestionado mi negocio hasta la fecha y quise cambiar. Pensé que sería interesante contar con una nueva visión de gente que estaba muy fuera de mi mundo. Buscaba una visión nueva, benévola y fraternal, no la paternalista de los que te dicen lo que tienes que hacer. El grupo Exor, con sus conocimientos técnicos en diferentes campos, como China, cumplía a la perfección con esos criterios.

FNW: ¿Cómo surgió la operación?

CL: En 1991 creé mi empresa con dos amigos y socios, Bruno Chambelland y Henri Seydoux. Este último se retiró y vendió sus acciones a Exor, con lo que entró un inversor activo en la empresa. Por mi parte, mantengo la mayor parte de la empresa.

FNW: ¿Qué ha cambiado con la llegada de este inversor?

CL: No ha habido cambios a nivel directivo ni organizativo. No ha cambiado nada, salvo las reuniones, que me permiten expresarme y ser claro. Trabajamos juntos, es interesante. Aportan experiencia. Conocen muy bien el mundo digital, por ejemplo. Esto me permite cruzar ideas con personas que tienen una visión muy amplia del mundo.

FNW: ¿Puede hablarnos de su proyecto hotelero?

CL: En realidad, se trata de un proyecto personal. ¡No va a ser el Hotel Louboutin! Hace tiempo compré una casa junto al mar en Melides, en el sur de Portugal, que estaba medio en ruinas. La reconstruimos por completo y la convertimos en un pequeño hotel con restaurante. Abrirá sus puertas el próximo verano. Trabajo sobre todo con ceramistas locales. Es muy enriquecedor. Esta técnica de cerámica con manganeso que crea todo tipo de pigmentos pasará sin duda a mis zapatos.

FNW: ¿Cuáles son sus otros proyectos?

CL: Voy a concentrarme especialmente en la exposición, que será itinerante y se irá enriqueciendo mediante colaboraciones con artistas de los países a los que vaya. El próximo año se celebrará en julio y agosto en Moncao. También viajará a Estados Unidos y China. Quiero cuidar mucho la exposición, estoy muy orgulloso de ella.

Durante el Festival de Hyères, Christian Louboutin también impartió una clase magistral, en la que contó su historia, especialmente la de sus famosas suelas rojas. "Empecé a pintar las suelas con el esmalte de uñas de una amiga. En aquella época, las mujeres vestían sobre todo de negro y les pregunté por su elección del rojo. Una de ellos me dijo: "el rojo no es realmente un color". Se podría decir que el rojo se encuentra entre los tonos neutros del blanco y el negro y los colores. Además, nunca tuvo una connotación negativa. Nos recuerda a la sangre, por supuesto, pero es la vida, la pasión.

El zapatero confesó que al principio no le apasionaba la moda: "Desde muy joven, entre los 10 y 12 años, comencé a diseñar zapatos, pero tardé en integrarme en la moda. Lo que de verdad quería era trabajar en el mundo del espectáculo, pero no en la moda. No lo conseguí, pero siempre he trabajado con gente del mundo del espectáculo. He hecho zapatos para vídeos, para música, para Crazy Horse, etc.".

Sobre la vertiginosa altura de sus tacones de aguja, Christian Louboutin, opina que "los zapatos de tacón alto cambian por completo la figura de una mujer".

"En cuanto se ponen mis zapatos, las mujeres se miran instintivamente en el espejo, solo después miran los zapatos. El secreto de este arqueo proviene del diseño. En general, desde el dibujo a la realidad se pierde algo de imaginación por el camino. Siempre intento mantenerme lo más cerca posible del dibujo original y la gente acepta este arqueo porque realmente ve el dibujo", detalló.

Tener unos Louboutin también se ha convertido en un símbolo de estatus, como coincide el diseñador. "Para las mujeres, el zapato encarna algo mágico. Mis zapatos se han convertido en un símbolo de estatus social debido a esto. ¡Es el síndrome de Cenicienta!", exclamó.

En cuanto a su trabajo, explicó que tiene dos bases, "una industrial, adquirida en Charles Jourdan, y otra más libre de mi etapa en Roger Vivier". Estoy acostumbrado a los modelos fabricados en serie y a los ejemplares únicos. Estos últimos me sirven de laboratorio. Todo coexiste.

"Trabajo de forma tradicional con una hoja de papel en blanco y lápices. Necesito aislarme en un lugar habitual y concentrarme, sin ruidos, teléfono ni distracciones. Para mí, todo pasa por el dibujo. Lo miro, corrijo las curvas. Me gusta mucho la curva. Estoy muy concentrado por las mañanas. Dibujo continuamente y dejo de hacerlo cuando tengo hambre, alrededor de las 3 de la tarde", confesó.

El proceso creativo de Christian Louboutin es instintivo. No se basa en las fotos ni en un moodboard. "A veces empiezo con una idea en mente. Puede ser un cuadro o cualquier otra cosa. Lo normal es tener influencias. Pero cuando dibujo, no tengo nada delante. Mis influencias son los recuerdos. Los digiero y los paso por mi propio filtro personal, y sale así. Si te dedicas demasiado a la documentación, todo acaba siendo similar. Tengo el placer de dibujar. Lo bueno es poder ir a la deriva, aprovechar un encuentro inesperado. Para mí, es muy importante seguir navegando, ver gente, estar abierto", explicó.

"La libertad es muy importante. Es fundamental, porque un trabajo libre es más emotivo e interesante", concluyó.

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