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Brunello Cucinelli, el filósofo del cashmere

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EFE
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9 ene. 2014

Florencia - Al más puro estilo del Renacimiento italiano, Brunello Cucinelli, gracias a la cachemira, confecciona prendas en las que la calidad es sinónimo de artesanía, de trabajo bien hecho y también de humanidad, porque este empresario no concibe que la gente trabaje incómoda, en malas condiciones.

"Entiendo el trabajo como una expresión del ser humano. Solo se puede hacer calidad cuando no se daña a la humanidad", expresó el pasado miércoles el creador en una entrevista con Efe Estilo, durante su participación en la 85 edición de la Feria Pitti Uomo, en Florencia.

Para Cucinelli, la naturaleza, el arte y el espíritu humano son los "pilares" del trabajo, una labor que se engloba en el capitalismo contemporáneo. "Los beneficios empresariales no me ayudan a alcanzar mi sueño. Lucho por preservar la dignidad del hombre", aseguró.


Brunello Cucinelli hombre, otoño-invierno 2013/2014

Con firmeza y vitalidad, este empresario sostiene que es posible un capitalismo ético: "Las cosas han cambiado, y el capitalismo tal y como lo entendemos está pasado de moda; ahora debe ser contemporáneo, que se mueva con los tiempos que corren".

Brunello Cucinelli (Castel Rigone, 1953) llega a la cita puntual, vestido de manera impecable en tonos grises, azules y blancos y envuelto en un halo urbano muy campechano."Después de años vistiendo de 'sport', regresa un estilo más refinado y cosmopolita, más de ciudad", avanzó este italiano que se levanta de la silla para mostrar con entusiasmo los detalles de la colección.

"Mira qué mezcla de colores tan bellos, tonos que ofrecen un conjunto global", expresó el creador, para quien los complementos perfilan y definen el estilo y "marcan la diferencia".

El concepto de superposición de prendas está presente en toda la colección, un efecto que es posible gracias a la ligereza de las piezas y a la mezcla inteligente de tejidos, junto a una armoniosa combinación de colores.

"La superposición de prendas ofrece un estilo urbano, armonioso y muy elegante, pero solo es apto cuando las piezas son ligeras", puntualizó.

A través del color, Brunello Cucinelli también muestra su estilo, una paleta cromática que ofrece tonos medios como el gris, el castaña, el beige y el azul en todas sus versiones.

En contraste con la temporada anterior, la escala de grises alcanza un mayor protagonismo. "En este momento no se impone el color; se llevan los tonos neutros y relajados".

La nueva colección para el próximo otoño-invierno 2014-2015 recupera el buen vestir con trajes de chaqueta muy entallados y pantalones pitillos con vuelta a 3,5 centímetros del zapato. "Es la única forma de lucir un buen calzado".

También se vieron pantalones de pinzas con botas de cordones y americana de cuadros, "un estilo más joven, ideal para ir a la universidad", dijo el empresario, que considera que lucir una chaqueta de calidad es "básico" para proyectar una buena imagen.

"Los italianos somos los padres espirituales de la moda", aseguró Cucinelli, quien repasó la historia y recordó que "los senadores romanos marcaron la diferencia social con la ropa, y más tarde en el Renacimiento italiano las prendas alcanzaron un valor muy alto".

Amante y "fan número uno" de la cultura mediterránea, reside en la región italiana de Umbría, concretamente en el pueblo medieval de Solomeo, donde puso en pie una empresa que lucha por hacer las cosas bien. "Mi deseo es rendir culto a la tradición, a la artesanía", subrayó.

Como prueba, Cucinelli se vuelve a levantar del sillón y se desabrocha el botón superior de su chaqueta para mostrar que la prenda está hecha a mano, pespunte a pespunte."Tenemos que cuidar nuestra cultura", puntualizó.

Y es que este empresario humanista, que fue un humilde campesino hasta los 15 años, hoy vive pegado a sus raíces y a su tierra y lucha por cuidarlas, mientras admira a filósofos clásicos como Socrátes o Séneca.

El bar de su pueblo, Castel Rigone, fue su escuela. Allí, junto a los mayores del lugar, entre cafés y partidas de cartas, aprendió grandes lecciones de vida. "Las horas de bar fueron un auténtico aprendizaje", recordó.

Después estudió ingeniería y la abandonó para trabajar la cachemira. Han cambiado mucho las cosas desde que en 1978 arrancara su empresa con cuatro prototipos de jerséis. Ahora su empresa cotiza en bolsa y tiene más de 50 tiendas por todo el mundo. "La clave del éxito radica en el trabajo manual, la calidad y una distribución exclusiva, no masiva".

Cucinelli mira el futuro con optimismo. "Creo que a Europa le tiene que llegar su momento, pero tenemos que invertir en el ser humano; si no, es imposible producir".

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