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Rocío ALONSO LOPEZ
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11 abr. 2023
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"Deinfluencing", o el arte de las reseñas negativas

Por
AFP
Traducido por
Rocío ALONSO LOPEZ
Publicado el
11 abr. 2023

Mirando directamente a la cámara, Valeria Fride sostiene un tubo de gloss de labios. Pero en lugar de decir lo increíble que es, la joven morena lo tacha de "muy pegajoso" y "muy caro", sin color suficiente.


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"Simplemente no me convenció", concluye la joven de 23 años.

Bienvenido al arte del "deinfluencing", una de las últimas tendencias en TikTok, en la que los influencers le dicen lo que no debe comprar. A principios de abril, el hashtag tenía más de 430 millones de visitas en la app para compartir vídeos.

"Es una versión honesta de lo que vemos cada día en las redes sociales", explicó Fride a AFP.

Si uno se aventura en TikTok puede encontrar todo tipo de vídeos sobre qué jabones no comprar porque son demasiado caros, o qué mancuernas no comprar si se es principiante en el uso de las pesas.

Algunos han presentado el "deinfluencing" como una respuesta a la inflación disparada, o incluso como un movimiento anticonsumista: básicamente, no compres cosas que no valgan lo que pagas.

"¿Realmente necesitas 25 perfumes diferentes? ¿De verdad vas a usarlos todos?", decía un usuario de TikTok en un vídeo con el hashtag.

Pero otros dicen que los influencers están haciendo lo mismo que antes, con un nombre un poco más apetecible.

De hecho, los influencers están por todas partes en las redes sociales. Hacen vídeos breves y pegadizos para promocionar todo tipo de productos, desde rímel hasta té, pasando por zapatillas deportivas o videojuegos, todo ello a cambio de una buena cantidad de dinero.

En teoría, criticar productos iría en contra de su modelo de negocio. ¿Quién pagaría por ello?

Fride admite que al principio estaba "muy asustada" por la respuesta de algunas marcas a sus nuevas tácticas.

Cuando uno de sus vídeos se hizo viral, dice que le dijo a su madre: "Espero que no me odien". Pero al final dio lugar a ofertas de nuevas colaboraciones con empresas que apreciaban sus críticas negativas para sus rivales.

Para Fride, es una señal de que las empresas "quieren una crítica más matizada".


56 pares de zapatos



Jessica Clifton, una influencer estadounidense de 26 años, explica que la tendencia del "deinfluencing" le resultó muy real.

Hace unos años, se dio cuenta del impacto que estaba teniendo en el medio ambiente su consumo excesivo: ropa nueva prácticamente todos los días en envases separados, infinitas variedades de bases de maquillaje y una plétora de barras de labios.

"Ni siquiera sé maquillarme", cuenta Clifton a AFP, y añade que se dio cuenta de que tenía 56 pares de zapatos.

"Me quedé como: Dios mío, ¿cómo he llegado hasta aquí?".

Clifton abrió una nueva cuenta de TikTok dedicada al consumo responsable. Así que se emocionó cuando el deinfluencing tomó impulso. Incluso ha publicado algunos vídeos con el hashtag.

Pero dice que le decepciona que la tendencia se convirtiera rápidamente en "compra esto, no aquello" en lugar de frenar el consumo en general, y en usuarios que simplemente intentan conseguir nuevos seguidores.


Autenticidad



Un rápido vistazo a los últimos vídeos publicados en TikTok con el hashtag #deinfluencing muestra que Clifton no está sola en su decepción.

Pero Lia Haberman, experta en marketing de influencers que imparte clases en el programa de formación continua de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), afirmó que ver la tendencia del deinfluencing como un rechazo a la cultura de consumo es erróneo.

"No es así como se originó la tendencia", explica a AFP.

Según Tubular Labs, una empresa de análisis de redes sociales, la tendencia que se disparó realmente en enero surgió por primera vez en septiembre de 2022, gracias a Maddie Wells.

Ella no es exactamente una activista; la influencer simplemente utilizaba su experiencia trabajando en tiendas de cosméticos para explicar por qué los clientes no estaban satisfechos con ciertos productos.

Sus vídeos no eran "realmente un juicio de valor", indicó Haberman.

Para Americus Reed, profesor de marketing de la Wharton School of Business de la Universidad de Pensilvania, los influencers "ya no son vistos como auténticos" por el público, que sabe que les pagan por promocionar productos.

Un "deinfluencer", al menos por ahora, es visto como más honesto.

"Es una forma de destacar", dice Reed, aunque admite que, al final, "un deinfluencer sigue siendo un influencer".
 

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