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Hernandez Sebastian
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25 ene. 2018
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Valentino, magnificencia inmóvil

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Hernandez Sebastian
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25 ene. 2018

Valentino presentó una línea de Alta Costura clásica, en un notable cambio por parte del diseñador de la marca italiana, Pierpaolo Piccioli. El desfile de alta costura de Valentino fue majestuoso, inlcuso grandioso, con enormes volúmenes, vestidos inmensos, tal vez más apropiados para un recorrido en carroza y no en limosina.


Valentino - primavera-verano 2018 - Alta costura - París - © PixelFormula


 
"El cambio es una forma de contacto: transmite conocimiento y valores a lo largo del tiempo. La historia de la alta costura es su razón de ser hoy en día", indica filosóficamente Pierpaolo Piccioli en el programa del desfile.
 
Y, a decir verdad, fuimos testigos de auténticos momentos de belleza. Vestidos de gabardina rosa, blusas asimétricas, trenzados y con seda fucsia, cortadas como gigantes brotes, así como abrigos de sarga muy fluidos, estampados con grandes patrones de margaritas o tulipanes.

Algunas modelos llevaban increíbles sombreros, hechos por el famoso sombrerero irlandés Philip Treacy: explosiones de pétalos de color púrpura o turbantes gigantes de pachas emplumadas como medusas alteradas con arte y delicadeza.
 
El desfile fue especialmente largo: 68 modelos, como si fuera poco, que se sucedieron muy lentamente, un efecto que estuvo acentuado por la música. Una vez más, las piezas musicales habituales de la Alta Costura clásica, en extractos de Kiri Te Kanawa cantando  "Vissi D'arte" de Tosca. Con una primera fila llena de personalidades, desde Olivia Palermo hasta la brasileña Izabel Goulart, e incluso algunos famosos diseñadores que vinieron a mostrar su respeto.
 
"¡Me encontraste, estoy en París! Amo a Pierpaolo, me encanta lo que hace: es un gran placer estar aquí ", dijo Donatella Versace, muy elegante en su pequeño vestido negro, sentada entre los fundadores de la casa Giancarlo Giammetti y Valentino Garavani. Este último llevaba un traje impecablemente cortado a rayas, hecho por el sastre Caraceni.
 
Bajo una entusiasta ovación, Pierpaolo Piccioli salió a saludar al público en las seis salas del Hotel Salomon de Rothschild, donde se llevó a cabo su desfile.
 
Fue una expresión pura y radical de la Alta Costura más clásica, tal vez inmovilizada en el tiempo. La experimentación, al igual que la tradición, es el sello distintivo de la Alta Costura. Este desfile fue indudablemente majestuoso, pero en el mundo de la moda, majestuoso a veces puede dejar una sensación a viejo y, cuando hablamos de ropa, "viejo" no es el adjetivo que nos gusta usar.

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